En lo que va de 2019, la Fiscalía General de Jalisco ha localizado al menos 13 fosas clandestinas y ha hallado más de 70 cuerpos, aunque podría haber muchos más. Cuando los cuerpos son localizados en casas las autoridades tienen que reunir suficientes pruebas para obtener un permiso o una orden de registro con el fin de acceder a las viviendas o propiedades en las que algunos de los desaparecidos pueden estar enterrados.
Ciudad de México, 1 de agosto (InSight Crime).– El descubrimiento de fosas comunes en zonas remotas se ha vuelto habitual durante la guerra contra las drogas en México, pero los grupos criminales de Jalisco están dificultando el trabajo de las autoridades, pues ocultan los cuerpos de los desaparecidos en viviendas.
A las afueras de Guadalajara, capital de Jalisco, el número de cuerpos en una fosa común hallada el 21 de julio ascendió a 21, luego de que las autoridades descubrieran 12 cuerpos y 11 bolsas con restos humanos enterrados en el patio de una casa en el municipio de Tonalá, según un informe de AFP.
Durante un patrullaje de rutina, unidades de la Policía Federal observaron a un hombre armado afuera de una casa que al parecer era una guarida. El hombre huyó al ver a la policía, pero dejó la puerta abierta. Según la agencia, las autoridades hallaron inicialmente tres cadáveres con las manos atadas y los rostros cubiertos, y más tarde descubrieron los demás cuerpos y restos humanos.
En el mes de mayo, las autoridades descubrieron los restos de por lo menos 34 individuos en dos propiedades ubicadas al oeste de Jalisco, estado originario del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los grupos criminales más dominantes de México.
Según datos del Gobierno, Jalisco es uno de los estados en los que se han encontrado más cuerpos en fosas comunes en los últimos años. En lo que va de 2019, la Fiscalía General del estado ha localizado al menos 13 fosas clandestinas y ha hallado más de 70 cuerpos, aunque podría haber muchos más, según una investigación de Zona Docs.
Entre 2009 y 2014, las autoridades del estado descubrieron 53 fosas clandestinas, de las cuales exhumaron 152 cuerpos —el mayor número de cuerpos solo por debajo del estado de Guerrero en el mismo periodo, como consta en un reciente informe de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH)—.
La extenuante tarea de descubrir y explorar las abundantes tumbas clandestinas de México ha recaído a menudo en las manos de las familias y seres queridos de los desaparecidos, así como de las organizaciones de la sociedad civile que ayudan en dicho proceso. Los actores criminales suelen enterrar a las víctimas en vastas franjas de tierra en regiones remotas, a veces con la complicidad de las autoridades.
Si bien quienes participan en las búsquedas logran acceder a estos espacios abiertos, la tarea de encontrar a los desaparecidos en Jalisco se ha vuelto aún más difícil, ya que los actores criminales están utilizando las viviendas como cementerios.
Aunque es una tarea abrumadora, el Gobierno mexicano se ha esforzado durante mucho tiempo por conocer el destino de unos 40 mil individuos desaparecidos en todo el país, según datos del Gobierno.
“Es más difícil que sea en casa porque son propiedad privada y tenemos que hacer trámites jurídicos para poder escarbar […] Es más difícil porque hay lugares en los que hay cemento y tienes que meter retroexcavadora […] es mucho más complicado que si te vas a un campo a cielo abierto”, comenta al respecto Guadalupe Aguilar, miembro de la organización Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco en el informe de Zona Docs.
Para las autoridades, ello significa tener que reunir suficientes pruebas para obtener un permiso o una orden de registro con el fin de acceder a las casas o propiedades en las que algunos de los desaparecidos pueden estar enterrados.
Tales tácticas no se utilizan solamente en el estado de Jalisco. Por ejemplo, en Chihuahua, , las autoridades también han descubierto tumbas clandestinas ocultas en guaridas.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido abordar la crisis de las desapariciones y fosas comunes de México, en parte mediante la restitución de un sistema nacional de búsqueda y la asignación de recursos ilimitados para el programa. Sin embargo, esta labor puede resultar lenta para los seres queridos, quienes a menudo pasan años buscando a los desaparecidos.
Y los trabajos pueden prolongarse mucho más, pues actores criminales continúan utilizando viviendas para ocultar los cuerpos de sus víctimas.